Paso Fino: raza que distingue un pueblo

Existe la noción entre algunas personas de que el Paso Fino nace con Dulce Sueño… o sea, que nuestra raza de caballos de Paso Fino desciende de un sólo ejemplar prepotente, igual, por ejemplo, que la raza Morgan desciende del caballo “Figure” (luego llamado “Justin Morgan”, en honor a uno de sus dueños)…

Esto no es del todo correcto… debemos entender que el Paso Fino ya existía, en forma documentada, en Puerto Rico mucho tiempo antes de que naciera Dulce Sueño… pero debemos admitir que el furor que causaron Dulce Sueño y sus hijos, hizo que todas las demás líneas que existían en su tiempo se diluyeran en la suya… de aquí que todos nuestros caballos “modernos” descienden del caballo Dulce Sueño, principalmente a través de sus hijos: Batalla, Guamaní o Nochebuena…

Algo similar, aunque a menor escala, sucedió luego con Kofresí… el entusiasmo que creo entre los criadores y caballistas hizo que fuera el padrote más prolífico de su época… y a su vez, líneas cómo Soñador, Carabalí, Don Toquí, Papyrus, Allegretto y Furioso pasaron a un “segundo plano” de preferencia… este “cerrar la raza” se ha repetido en varias instancias a través de la historia, la última con el caballo Labriego… es por eso la insistencia a preservar las líneas que aún nos quedan, buscando diversidad genética dentro de nuestra misma raza…

Regresando a Dulce Sueño… comenté hace un momento que la “raza” de Paso Fino aparece ya documentada, con su identidad propia y características muy definidas, más de un siglo antes de que naciera Dulce Sueño… podemos decir que éste es el gran aporte que hace el Licenciado Eduardo Quijano, en su libro Paso Fino: raza que distingue un pueblo…

El Lcdo Quijano me comentaba hace unos días que este libro surgió de su inquietud por confirmar si el Paso Fino era verdaderamente una raza autóctona de Puerto Rico… en su libro, nos relata cómo el caballo estaba fuertemente arraigado a la cultura de nuestro pueblo… el celo de los puertorriqueños con su “raza”, que les llevó a defender su tradición equina ante el gobierno militar español… las Carreras de San Juan… la primera “competencia” de Paso Fino…

Por ejemplo, entre los documentos citados por Quijano, llama la atención el comentario que en 1797 hiciera el francés Andrés Pedro Ledrú sobre los caballos que vio en las Carreras de San Juan,

La velocidad de estos caballos indígenas es admirable; no tienen trote ni el galope ordinario, sino una especie de andadura, un paso tan precipitado que el ojo más atento no puede seguir el movimiento de sus patas.

De aquí se desprenden dos cosas: (1) que en 1797 ya existía un tipo de “caballo indígena” definido… y (2) que su paso era característico y único, distinto del trote y galope…

Unas anotaciones del historiador Adolfo de Hostos nos indican que en 1849 se prohibieron las Carreras de San Juan… pero se permitió llevar a cabo el primer concurso de caballos… los ganadores de ese concurso fueron: Rompeolas, Redactor, Babieca, Moro y Caramelo… prosigue diciendo Hostos,

El estimulo que recibieron con estas medidas los criadores había dado frutos excelentes hacia la sexta década (1860). Uno de ellos, la firma Fernández y Aponte, llegó a producir, gracias a la selección, una raza conocida por este nombre de Caballos de Paso Fino, muy admirados en las Antillas.

O sea, que a mediados del siglo XIX ya se reconocía a los caballos indígenas como Raza de Paso Fino… y esta era muy admirada en las Antillas…

Así, enmarcado en la historia cultural de nuestro pueblo, Quijano nos va develando la evidencia histórica que nos lleva hasta el caballo Manchado, a quien él denomina como “tronco común”… y de quien, varias generaciones más tarde, surgen Dulce Sueño, Regalo y la yegua Vicenta…

 

Es importante comprender que nuestra raza de caballos de Paso Fino es una raza autóctona de Puerto Rico y única en el mundo… y nosotros, como puertorriqueños, estamos llamados a preservar este patrimonio cultural e histórico que nos ha sido legado por nuestros antepasados…

Como dice un amigo muy querido,

¡qué viva el Paso Fino!