Por Antonio Ramírez Córdova
Antón pidió un bocadillo de jamón y queso con un pocillo de café prieto y dijo con firmeza que el deporte de caballos de paso fino se asemeja a un pájaro que no se le sostienen las alas.

Antón en sus cosas de poeta dijo que el caballo de paso fino es un milagro andante y que su cadencia es como una guitarra bien templada. Sublime, como una bailarina de ballet.

Leyendo estos últimos dichos de nuestro querido Antón me he acordado de Don Efrén Irizarry y cómo él comparaba el andar de nuestros caballos finos con los pasos delicados de una bailarina de ballet… y pensar que hemos tenido puristas que han considerado esto una “debilidad” de nuestra raza. Eso es lo que sucede cuando perdemos el norte y empezamos a inspirarnos en otras razas. De ahí la importancia de conocer la historia y la razón de ser del caballo puertorriqueño de Paso Fino.
Las fotos que acompañan la publicación son del caballo Domingo (aka Dominguito), Pluma en Galanilla, un caballo finísimo y padre de Caribe de Domingo y Guajana de Domingo, dos de los animales más finos y delicados que ha tenido nuestra raza. Fotos cortesía de Francisco “Paquito” Rodríguez.