Paso Fino Puro Puertorriqueño, raza y deporte | parte 2

by Romualdo on December 19, 2012 in Paso Fino

Continuamos con nuestro recorrido sobre la historia de la raza y el deporte del Paso Fino Puro Puertorriqueño…

Paso Fino Puertorriqueños a la República Dominicana

Emilio Rodríguez Demorizi, en su libro Enciclopedia Dominicana del Caballo, menciona que Buenaventura Báez, Presidente de la República, compró dos caballos puertorriqueños en 1872 y añade: “Los dos caballos predilectos de Báez eran puertorriqueños: Pabellón y Pajarito”.

En otra parte de su libro dice que “traer un caballo puertorriqueño era el mayor lujo que podía gastar el dominicano hasta las primeras décadas del presente siglo, en que el caballo fue desplazado por el automóvil”.

Durante las décadas del ‘40 y ‘50, Rafael Leonidas Trujillo, Presidente de la República Dominicana, importó una cantidad considerable de caballo y yeguas de raza puertorriqueña para mejorar la crianza dominicana. Entre los caballos adquiridos por Trujillo se encontraban Duce, Telégrafo, Muñeco, Copita, Maravilla Jr, Dos de Mayo, Conde Danilo y Caonabo.

Además del Presidente Trujillo, Teodoro Vilella (1915), Agustín Pichardo (1920), Gregorio Kuilan (1930), Pompilio Brouwer (1970) y Bienvenido Leonardo (1971) también llevaron caballos puertorriqueños a la República Dominicana.

Primeros Torneos Interantillanos de Caballos de Silla

En febrero del año 1946 se celebró el Primer Torneo Interantillano de Caballos de Silla en el Hipódromo Perla Antillana de Santo Domingo. Puerto Rico reciprocó la invitación unos meses más tarde, celebrando en julio del mismo año el Segundo Torneo en los terrenos del Hipódromo Las Casas de Hato Rey.

En ambas ocasiones se proclamó Campeón Interantillano el caballo Dulce Sueño II, propiedad de Don Diego González. Es importante señalar que solamente competían caballos de origen puertorriqueño en estos torneos.

Caballos de Paso Fino Puro Puertorriqueños en Francia

En el año 1948, el ingeniero Félix Benítez Rexach llevó tres ejemplares de Paso Fino Puro Puertorriqueños a París, Francia. Estos fueron exhibidos por el reconocido montador puertorriqueño Francisco “Minín” Kuilan, ganando la admiración y elogios de los europeos. El nombre de los caballos era Dulce Sueño II, Emperador y Perla.

Paso Fino: Deporte Oficial de Puerto Rico

El gobernador Luis Muños Marín firmó una proclama en 1952 convirtiendo el deporte de caballos de Paso Fino como Deporte Oficial de Puerto Rico bajo el patronato de la Asociación de Dueños de Caballos de Silla de Puerto Rico.

Paso Fino Puertorriqueños a los Estados Unidos

Los primeros caballos de Paso Fino exportados a los Estados Unidos pertenecía a militares destacados en la Base Ramey de Aguadilla que, al regresar a sus hogares, llevaron los caballos que había adquirido en la isla.

Ya a partir de 1960 se comenzaron a exportar caballos de Paso Fino Puro Puertorriqueño a los Estados Unidos a una mayor escala, y en 1964 se funda la American Paso Fino Pleasure Horse Association, con sede en Pittsburgh, Pennsylvania.

Paso Fino: Deporte Nacional de Exhibición

Durante los X Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Puerto Rico en 1966, la isla, como país sede, presentó dos Deportes de Exhibición, uno internacional y otro nacional. Como deporte internacional se presentó un Concurso Hípico de Saltos. El Comité Olímpico de Puerto Rico, en unión a la Administración de Parques y Recreo, decretó el Deporte de Caballos de Paso Fino como Deporte Nacional de Exhibición, y se celebró una competencia en el Parque Sixto Escobar en honor a todos los visitantes. El caballo Poseidón, propiedad de Rafael Velázquez Grillo, se proclamó Campeón de Puerto Rico.

El profesor Francisco Hurtado, de Panamá, Director Técnico de la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe, refiriéndose a la competencia de Paso Fino, dijo: “Es el espectáculo más bello presentado por un país sede, de un deporte nacional”.

Caballos de Paso Fino en el Madison Square Garden

Durante el mes de octubre de 1966 se celebró un Concurso Ecuestre en el Madison Square Garden de Nueva York. La delegación puertorriqueña contaba con tres ejemplares de Paso Fino, que sirvieron de escolta y ofrecieron una exhibición. Los ejemplares fueron:

  • Poseidón, Campeón de Puerto Rico propiedad de Rafael Velázquez Grillo;
  • Chocolate, caballo de Condiciones Generales propiedad de Francisco Rodríguez Torres;
  • Isabela, yegua propiedad de Herman Hau.

Concurso Internacional de Paso Fino

En el año 1968 se celebró en Puerto Rico el Segundo Clásico Internacional del Caribe para caballos pura sangre de carreras. Con motivo de este evento internacional, el Club Ecuestre El Comandante organizó un Concurso Internacional de Paso Fino donde participaron ejemplares de Paso Fino de Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos, resultando campeón el caballo Cupido. En este tiempo solamente se consideraba “Paso Fino” la raza de Paso Fino Puro Puertorriqueño.

6to Concurso Ecuestre Internacional

En el año 1971, con motivo del 450 aniversario de la fundación de la ciudad de San Juan, y recordando las famosas Carreras de San Juan, se organizó el VI Concurso Ecuestre Internacional en el Estadio Hiram Bithorn, de Hato Rey. El caballo Cupido, propiedad de Luis Freire, resultó Campeón del concurso; y Siboney el Brujo, de Genaro Cautiño, obtuvo el segundo puesto.

Caballos de Paso Fino en la 5ta Avenida de Nueva York

Gracias a la cooperación de la Federación del Deporte de Caballos de Paso Fino, la Compañía de Turismo, American Airlines y Universal Insurance, se hizo posible llevar un grupo de caballos de la isla a participar en el Desfile Puertorriqueño de la ciudad de Nueva York del año 1977. Los caballos que desfilaron por la 5ta Avenida arrancando elogios de los presentes fueron: Farouk, Porta Coelli, Danubio, Cosaco, Sandro y Mambrú.

Paso Fino Puro Puertorriqueño, raza y deporte | parte 1

by Romualdo on December 18, 2012 in Paso Fino

Los caballos están enraizados en nuestra historia y son parte de nuestra cultura. Tan es así que tenemos una raza autóctona, única en el mundo y propia de nuestra tierra Borinqueña. No sé como tú te sientas por esto, pero a mí me llena de orgullo y casi sin darme cuenta, me empuja a amar esta raza de caballo que Dios puso en nuestra tierra.

Quiero pedirte que, durante los próximos días, me acompañes a recorrer la historia de nuestra raza y de nuestro deporte: el Paso Fino Puro Puertorriqueño…

Llegada del caballo a América y Puerto Rico

Los caballos llegaron al Nuevo Mundo el 27 de noviembre de 1493 cuando Cristóbal Colón, en su segundo viaje, desembarcó 25 caballos y yeguas pertenecientes a la Hermandad de Granada en la isla de La Española. Estos eran caballos españoles de origen berberisco.

Existen tres versiones sobre quién trajo los primeros caballos a Puerto Rico:

  • Vicente Yáñez Pinzón, quien en el 1504 introdujo ganado porcino, vacuno y cabras, aunque es poco probable que dejara ganado caballar;
  • Juan Ponce de León, quien en mayo de 1509 trajo algunos caballos en la nave de Alonso de San Martín desde su Hacienda Ziguayagua, en Higüey;
  • Cristóbal de Sotomayor, quien en el 1510 importó caballos vía Santo Domingo hasta la isla de San Juan Bautista (Puerto Rico).

Lo que sí sabemos es que fueron caballos de origen berberiscos-español traídos desde la República Dominicana. Estos caballos se aclimataron a la isla y Puerto Rico se convirtió en un importante centro de cría caballar, exportando caballos hacia Venezuela y Perú.

En el año 1535 se le concedió permiso a Asencio Villanueva para traer sementales de Andalucía para su potrero de Jayuya. Esta es la primera constancia de una importación de caballos directamente de España a la isla.

Corridas de Caballo en las Fiestas de San Juan

Según Cayetano Coll y Toste, las Fiestas en honor al patrono San Juan Bautista se establecieron durante el tiempo del general Iñigo de la Mota Sarmiento (1637-1638). Con ellas comenzaron las tradicionales corridas de caballo que conocemos como “Las Carreras de San Juan”.

Dice el historiador Adolfo de Hostos, refiriéndose a la segunda mitad del siglo XVII, que se vivía “en plena era ecuestre, siendo el caballo el único medio rápido de transporte personal utilizable en un país que no tenía caminos afirmados”. El caballo de silla era el medio exclusivo de transporte en ese tiempo.

Primeros indicios de una raza

Existe un interesante comentario del naturista francés Andrë Pierre Ledrú que se remonta al 17 de julio de 1797. Luego de observar las Carreras de San Juan, Ledrú expresó:

“La velocidad de estos caballos indígenas es admirable; no tienen trote ni el galope ordinario, sino una especie de andadura, un paso tan precipitado que el ojo más atento no puede seguir el movimiento de sus patas.”

También el historiador Adolfo de Hostos nos indica en sus anotaciones que en el año 1849 se prohibieron las Carreras de San Juan, pero se permitió llevar a cabo el primer concurso de caballos documentado en la isla. Nos dice de Hostos que los ganadores de ese concurso fueron: Rompeolas, Redactor, Babieca, Moro y Caramelo. Luego prosigue diciendo:

“El estímulo que recibieron con estas medidas los criadores había dado frutos excelentes hacia la sexta década (1860). Uno de ellos, la firma Fernández y Aponte, llegó a producir gracias a la selección, una raza conocida por este nombre de Caballos de Paso Fino, muy admirada en las Antillas.”

Según el historiador, ya a mediados del siglo XIX se le llamaba Caballos de Paso Fino a la caballada criolla puertorriqueña, y ya en ese tiempo era conocida y “admirada en las Antillas”.

Primera Feria Exposición

La Primera Feria Exposición Pública de la Industria, Agricultura y Bellas Artes se celebró en junio de 1854. Los ganadores fueron:

  • Patro, de Carlos Micard, como el más veloz y resistente en la carrera al escape;
  • Palanqueta, de Máximo Saldaña, como andadura del país;
  • Bravo, de Fernando Roig, como mejor perfección de formas;
  • Canario, de Bartolomé Elzaburú, como el de mejor alzada, poder y doblez en la musculatura;

Además, a José Ramón Aponte se le adjudicó como premio un semental europeo por tener el potrero con el mayor número de yeguas y padrotes.

Los mejores de todo el Archipiélago de las Antillas

José Julián Acosta, en la obra Historia de Puerto Rico publicada en 1866, dice:

“Creemos que la raza caballar y vacuna que se crían en las fértiles llanuras de la isla, y que constituyen buena parte de su riqueza, son los mejores de todo el Archipiélago de las Antillas […]. Esa superioridad es debida al buen cultivo de los prados naturales y en algunos casos artificiales y el sistema de selección que por instinto practicaban nuestros labradores. La celebrada raza de caballos ‘Aponte y Fernández’ debe sus brillantes cualidades a la misma selección.”

Cayeyano, Cayey, Caramelo, Faraoncito

En la segunda década del siglo XX apareció un excelente caballo de un color superior, de varias patas blancas y de mucha ejecución. Este caballo era hijo de Faraón y se le conocía por varios nombres, de acuerdo a los diferentes dueños que tuvo: Cayetano, Cayey, Caramelo y Faraoncito.

Don José Pérez Llera, dándose cuenta de su capacidad como reproductor, lo uso en sus mejores yeguas de cría, produciendo varios caballos famosos que más tarde fueron reconocidos como Jefes de Raza, a saber:

  • Dulce Sueño, de Genaro Cautiño;
  • Regalo, de Veremundo Quiñones;
  • Toledo, de Manuel González;
  • Príncipe, de Eduardo Méndez.

Dulce Sueño, padre de la raza

El caballo Dulce Sueño nació en Guayama a comienzo de la década del ’20 y se le considera el padre del Paso Fino moderno. Su propietario fue Don Genaro Cautiño Insúa quien, según cuenta una anécdota popular, rechazo un cheque en blanco que envió Rafael Leonidas Trujillo, Presidente de la República Dominicana, con la intención de comprarlo.

Dulce Sueño tuvo alrededor de 70 hijos, muchos de ellos campeones en Puerto Rico y la República Dominicana, y su sangre la encontramos en todos los caballos de Paso Fino Puro Puertorriqueño, especialmente a través de sus hijos Guamaní, Batalla y Nochebuena.

Dulce Sueño murió el 29 de abril de 1941, y al día siguiente, el diario El Imparcial anunciaba su muerte y lamentaba la pérdida del “mejor semental” y del “más grande exponente” de deporte equino de Puerto Rico. Sus restos están enterrados en la finca La Tuna de Guayama.

Más sobre los juzgamientos

by Romualdo on December 5, 2012 in Paso Fino

Déjenme empezar diciendo que los juzgamientos han mejorado muchísimo… Han mejorado al compararlos con la época del “panismo”, donde los jueces premiaban a los dueños y montadores en lugar de los caballos. Pero decir que han mejorado mucho no significan que sean perfectos. Ya no tenemos los favoritismos, pero tenemos otras situaciones que comienzan a ser tan graves y peligrosas como aquellos.

Anteriormente hemos hablado de que existen dos problemas con los juzgamientos,

  1. Falta de un modelo claro de lo que es Paso Fino Puro Puertorriqueño… Por eso hicimos la serie de artículos “¿Qué es lo primero?”, donde hablábamos sobre la definición clásica de nuestra raza. También la serie de las Entrevistas, donde veíamos la percepción de algunos dueños, criadores y montadores sobre lo que es el Paso Fino.
  2. Desconocimiento sobre la forma como se juzgan los caballos dentro de las competencias… Esa fue la razón del artículo “De los juzgamientos en el Paso Fino”.

Estos dos problemas nos hablan de los dueños, especialmente las personas que son más nuevas en el deporte, y nos dicen que no todos los juzgamientos que consideramos “malos” lo son.

Por ejemplo, muchos puristas “novatos” traen una percepción sobre el Paso Fino que viene delineada por lo que han visto en el movimiento colombiano. Estos tienen la idea de que Paso Fino Puro y Paso Fino Colombiano son la misma cosa. Así que buscan caballos Puros que representen el ideal de la otra raza… o sea, su visión del caballo Puro está basada en un modelo Colombiano. Como es natural, su percepción sobre los juzgamientos estará igualmente viciada y entenderán que una decisión donde se favoreció el modelo Purista sobre el Colombiano, fue una decisión incorrecta.

En un segundo plano tenemos que muchos caballistas –entre los que hay fanáticos, dueños, criadores y hasta montadores– no tienen claro lo que se está juzgando durante la competencia. Ante esa laguna, se ha creado la ilusión de que en una competencia se evalúa en base la perfección con la que los ejemplares realizan las pruebas de dificultad. Si bien es cierto que las pruebas son necesarias para comparar a los ejemplares en igualdad de condiciones y que todos tienen que cumplir con las exigencias básicas de cada prueba, las pruebas en sí no son los criterios de juzgamiento, sino el desempeño del ejemplar durante toda la competencia. Dicho de otra manera, no se juzgan los ejercicios en sí, sino el andar y las cualidades del ejemplar mientras realiza los ejercicios. A menudo vemos a dueños y montadores que no están contentos con la decisión de los jueces pues entienden que su ejemplar cumplió con todas las pruebas, sin considerar que lo que se mide es la calidad de los ejemplares y había otros que mostraron más calidad ese día.

Hasta aquí no hemos dicho nada que no hayamos dicho antes… pero existe un tercer problema con los juzgamientos: los jueces. Sobre eso es que quiero comentar hoy.

En todas las profesiones y oficios tenemos personas más dotadas o conocedoras que otras. Pasa entre los herreros, entre los veterinarios, entre los montadores… y, por supuesto, también pasa entre los jueces. Dicho de una forma simple: hay jueces y hay JUECES. Ellos no tienen la culpa, cada cuál realiza su función de acuerdo a sus conocimientos y sus capacidades… pero la realidad es que hay algunos, por las razones que sean, que no están aptos para juzgar en el Purismo.

Con algunos jueces pasa algo parecido a los caballistas. Hay jueces que llevan en esto muchos años y conocen el Paso Fino Puro en carne propia pues tuvieron caballos Puros y saben cómo es que deben juzgarse. De hecho, hay jueces que siguen teniendo caballos de nuestra raza. Pero hay otros que son más jóvenes o más nuevos en los caballos, y su experiencia se limita a los talleres de formación que tomaron, diseñados para juzgar el caballo Colombiano.

También están los que se han construido un modelo intermedio, fusionando conceptos del Purismo con los gustos adquiridos por los mercados internacionales. Estos últimos son los que antes promovían un “Paso Fino de las Américas” y que hoy lo definen como “Classic Fino”. Y hay otros –los más “peligrosos”– que saben lo que es el Purismo y conocen las diferencias entre las dos razas, pero sencillamente no les importa.

No todos estos jueces juzgan de manera colombianizada, pero unos están más propensos que otros a cometer errores al juzgar nuestras competencias. Independientemente de cuál sea la razón, la realidad es que hay competencias donde se nos está juzgando usando parámetros Colombianos y esto nos afecta de dos maneras:

  1. a nivel subconsciente, se va cambiando la percepción de los caballistas sobre la dirección que debe llevar nuestra raza;
  2. en el plano físico, se van alterando la genética de nuestros caballos al usar como padrotes caballos “ganadores” con características colombianizadas.

~*~*~*~

Entendemos el problema, ¿pero qué podemos hacer?
Quiero recalcar que hay buenas decisiones y malas decisiones… pero no todas las malas decisiones son debido a que se usan criterios Colombianos. Recordemos que los jueces son seres humanos y éste es un deporte de apreciación, así que siempre existirá un grado de error en los juzgamientos. Aquí nos referimos a jueces que consistentemente están juzgando, no un evento sino competencias completas, usando como modelo de Paso Fino el modelo Colombiano.

Una vez hecha esta salvedad… Las primeras llamadas a actuar son las entidades. Ellas son las que contratan a los jueces, así que deberían asegurarse de que los jueces tengan clara la forma cómo deben juzgar sus competencias y de que cumplen con su trabajo de una manera aceptable. Sin ánimo de criticarlas, pero las tres entidades están fallando en su responsabilidad con el Purismo. Lo vemos cuando siguen contratando los mismos jueces competencia tras competencia, a pesar de que el consenso es que las decisiones no fueron las mejores.

En segundo lugar, los dueños también tenemos culpa al seguir patrocinando competencias a sabiendas de que los jueces que van a juzgar nuestros caballos lo van a hacer usando criterios Colombianos. Señores, si no nos gustan los jueces, no llevemos nuestros caballos a competir. Esa es la única forma que las entidades entenderán nuestro descontento y se decidirán a actuar para resolverlo.

Una vez se haya aceptado que tenemos un problema y exista la buena voluntad para buscarle una solución, las entidades podrían unirse para preparar un “manual de juzgamiento” para el Paso Fino Puro Puertorriqueño. Luego se pueden ofrecer unos talleres a los jueces para capacitarlos sobre la forma correcta de juzgar nuestra raza. Los jueces que no acudan a los talleres no estarían aptos para trabajar en nuestras competencias.

~*~*~*~

Resumiendo…
Siempre habrá personas que no estén de acuerdo con las decisiones de los jueces, eso no quiere decir que esas decisiones sean “malas” o que se los jueces estén usando criterios “colombianizados”, sino que puede deberse a desconocimiento o una mala percepción de quien se queja. Hay otras ocasiones donde los jueces cometen errores en sus decisiones. Esto es parte de la naturaleza subjetiva de nuestros juzgamientos.

También hay jueces que, por diversas razones, están juzgando nuestra raza usando el modelo de juzgamiento Colombiano. Es responsabilidad de las entidades, reguladoras del deporte, velar para que esto no suceda, bien sea dejando de contratar esos jueces o capacitándolos para realizar su trabajo de manera aceptable.

Finalmente, es nuestra responsabilidad –de los dueños de los caballos– pedirle a nuestras entidades que actúen para bien nuestro y del deporte. La hora de criticar ya pasó, ahora nos toca actuar… como decía un anuncio: haz tu parte, “o quédate calla’o”.

Buscando un nuevo Dulce Sueño

by Romualdo on November 7, 2012 in Paso Fino

No hay un caballo de Paso Fino que haya sido más conocido que Dulce Sueño. Podríamos decir que cuando pensamos en un prototipo de la raza, pensamos en su nombre. Esto es curioso, pues la mayoría de la personas solamente han visto una o dos fotografías suyas. Y muy pocos conocen sus características: cómo era su andar, si era fino o no, si tenía brío, etc. Pero todos lo relacionan con “la perfección” en el Paso Fino.

En parte, esta apreciación se debe a su legado genético a la raza. Hoy en día no existe en el mundo un solo Paso Fino que no descienda de Dulce Sueño. Pero aún su gran prepotencia genética podría ser discutida, no porque no estuviera, Dulce Sueño es el jefe indiscutible de la raza, sino porque los cruces que definieron el Paso Fino moderno comenzaron una generación anterior a la suya, cuando su padre, Caramelo (o Cayeyano) procreo, además, al caballo Regalo.

[box style=”rounded” border=”full”]El mejor cruce de Dulce Sueño, del cual desciende la mayoría de nuestros ejemplares actuales, es un inbreeding tío/sobrina entre Dulce Sueño y las hijas de su medio hermano Regalo.[/box]

Dulce Sueño tampoco fue un gran campeón o ganador de múltiples competencias. No que no hubiera podido serlo, pero el deporte como nosotros lo conocemos surgió luego de su época. Aún así, muchas personas iban a las ferias solamente para verlo ser exhibido junto a sus hijos. Doña Awilda Colón (esposa de Don Efrén Irizarry Lamela) cuenta en una entrevista que su padre, Don Lorenzo Colón, iba por lo menos una vez al mes a visitar a “su amigo” Dulce Sueño. ¡En esa época era una verdadera hazaña viajar desde Arecibo hasta Guayama solamente para visitar un caballo…!!!

De seguro también has escuchado la historia de que Rafael Leonidas Trujillo, presidente de la República Dominicana, trató de comprar a Dulce Sueño y envió un cheque en blanco a Don Genaro Cautiño, para que este le pusiera su precio.

Dulce Sueño es Dulce Sueño… y las historias que le rodean, junto con su “carisma” y “personalidad”, le ganaron el convertirse en una verdadera leyenda. Sea como sea, la cosa es que todos los que tienen algo que ver con nuestra raza se han inspirado en algún momento en este famosísimo caballo. Por eso, cuando miro la situación del Purismo que nos ha tocado vivir, exclamo para mis adentros: “¡Cuánta falta nos hace un caballos como Dulce Sueño en nuestro tiempo!”

No me malinterpretes, hay muchos caballos que han dejado su legado en nuestra época. De hecho, soy de la opinión de que nuestra raza ha ido mejorando, en gran medida, gracias a que han surgido una serie de caballos importantes que han aportado su granito de arena: Labriego, Lord de Soberano, Réplica de Majestuoso, Don Coquí, etc… son caballos que han impactado nuestra raza y nuestro deporte. Pero ninguno de ellos ha logrado trascender la barrera del tiempo y convertirse en una leyenda para el Purismo, ni siquiera el gran Kofresí.

De verdad… necesitamos un nuevo Dulce Sueño. No solamente un caballo que tenga la prepotencia genética para impactar la raza y mejorarla. Sino un caballo que mueva las gentes para que sean capaces, como contaba Doña Awilda, de ir hasta el fin del mundo contar de verlo y admirarlo. Un caballo que llene las ferias, que genere excitación, que cuente con una legión de fanáticos que lo sigan de competencia en competencia y que nos haga gritar de la emoción. Un caballo que sea causa de orgullo para los puristas, no por ganar en ferias colombianas, sino porque es el campeón indiscutible de los corazones. Un caballo que se convierta en modelo ideal y defina lo que debe ser un verdadero Paso Fino. Un caballo que nos dé ganas de castar, aunque la economía esté floja y no se vendan muchos potros, porque todos quieren tener un pedacito de él… uno como él.

En serio, necesitamos un nuevo Dulce Sueño… por lo menos, yo ando buscándolo, si lo encuentras por ahí, avísame.